Desamparos
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A mí la poesía nunca me ha salvado de nada.
No me paró los golpes del viento helado
ni el dolor en el pecho
ni la incomprensión de los que viven al l...
Hoy practico el silencio que no es poco,
la mudez temprana, el mutismo hondo,
la afonía y la calma.
He sepultado el canto y el grito ambicioso,
el falso declamar y el recitar famoso
de los nuevos poetas.
Hoy me callo para que hablen otros
y que mi lengua sea caudal insonoro
y no estilete.
Ganas me dan de no escribir un sólo verso,
poner punto y final y guardar los acentos
junto a las comas.
Liberar las metáforas, los nombres propios,
romper las oraciones, los grupos fónicos
y reírme de todo.
A fin de cuentas si algo valió la pena
es el haber andado por esta tierra
sin mucho ruido.
Porque en este mundo nada tiene sentido
si no es el cielo del olvido
y el de la rosa.
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